¿Quieres saber un poco más sobre mí?

Encantada, soy María

El deporte siempre ha estado presente en mi vida. Durante muchos años practiqué danza clásica. Me apasionaba, pero también me hizo daño en algunos momentos. Los comentarios de mi entrenadora sobre el cuerpo y el peso empezaron a calar justo cuando estaba viviendo mis primeros cambios físicos. En una sala de ballet siempre había un espejo delante, y poco a poco dejé de reconocerme. Al final lo dejé sin decir nada, convencida de que la culpa era mía, de mi cuerpo.

Aun así, nunca me alejé del deporte. Entrenar me ha dado equilibrio y fuerza, pero también he vivido épocas en las que se convirtió en un castigo. Por eso sé lo que significa cuando un deportista me dice que su cabeza pesa más que sus piernas. El deporte puede ser un lugar de bienestar y motivación… o de sufrimiento.

Elegí especializarme en psicología deportiva para que otros no tengan que pasar por lo mismo: para que disfruten de lo que hacen, aprendan a rendir con confianza y tengan herramientas para afrontar los momentos difíciles, sin que la mente les frene o les lleve a abandonar.

También me formé en psicología sanitaria y en psiconutrición. No porque quiera abarcarlo todo, sino porque entiendo que detrás del rendimiento deportivo hay también aspectos como la relación con el cuerpo, la alimentación o el trauma. Mi forma de trabajar busca integrar todo esto y colaborar con entrenadores, fisios o nutricionistas, para que todo sume.

En consulta he visto las dos caras del deporte: personas que lo han dejado tras mucho sufrir y siguen arrastrando las secuelas, y otras que encuentran en él su refugio en medio de la tormenta. Mi objetivo es acompañarte para que el deporte sea siempre tu aliado.

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